1. Vende lo que la gente quiere y necesita
Miren, chamacos, hay cosas que se venden solitas. Si no tienes estos productos, tu tiendita rentable está perdiendo lana:


Refrescos bien fríos (porque nadie quiere tomar “agua de calcetín”).
Papitas, galletas y dulces (los chamacos son los mejores clientes, nomás que no se les pase el vicio).
Recargas telefónicas y pago de servicios (ahí está el billete fácil, mi gente).
Pan y tortillas (porque un taco sin tortilla no es taco, es tristeza).
Jabones y shampoo (para los que dicen que con el perfume ya es suficiente).
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2. El truco del "llévese dos por uno, mi rey"
Si un cliente entra a comprar una cosa, que salga con tres. ¡Así de fácil! Pongan las cosas que se llevan bien juntas:
El cafecito al lado del azúcar y la leche.
Los vasos desechables con los refrescos y botanas.
Las recargas telefónicas pegaditas a la caja, para que cuando paguen digan: “órale, pues, démelo también”.
3. Acepta hasta pagos con gallinas (bueno, casi)


La neta, la gente ya no carga efectivo como antes. ¡Pónganse truchas y metan terminal para cobrar con tarjeta o celular! Si aceptan pagos digitales, la clientela no se les va y ustedes se aseguran de que nadie se “haga el chistoso” con el cambio.
4. No gasten de más, pero tampoco regalen
Un abarrotero trucha sabe que el chiste no es gastar menos, sino gastar mejor. Ahí les van unos tips:
Compren a granel, que el mayoreo deja más feria.
No llenen la tienda de productos que nadie compra (nadie quiere esas galletas raras que llevan tres años en el estante).
Chequen los precios de la competencia, porque si vendes más caro que la tiendita de la esquina, nomás vas a ver pasar a los clientes.
5. La tienda tiene que estar chula, no hecha un desorden


Un negocio bien acomodado vende más. Si la tienda parece bodega de tío acumulador, la gente se va a otra parte.
Pongan lo que más se vende a la altura de los ojos (porque nadie quiere andar en cuclillas buscando su refresco).
Mantengan la caja ordenada (que no parezca la mesa de Don Ramón cuando le cobraban la renta).
Usen letreros chidos para que la gente se entere de las ofertas.
6. La magia de los descuentazos y premios


A la gente le encantan las ofertas, aunque sean de 5 pesos. ¡Dales gusto, sobrinos! Prueben estas ideas:
Descuentitos por comprar varias cosas juntas.
Regalen algo después de cierto número de compras (un chicle, un dulce, lo que sea, pero que se note el cariño).
Hagan tarjetas de puntos para que sus clientes vuelvan por más.
7. Las redes sociales no muerden, ¡úsalas!
No es magia, chamacos, si no están en Facebook, ¡no existen! Suban fotitos de su tiendita rentable, publiquen promociones y avisen si llegaron nuevos productos.
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8. Trato de cuates, pero con respeto


Si hay algo que la gente recuerda, es cómo los tratan. ¡Sean buena onda con los clientes y ellos volverán!
Saluden siempre con una sonrisa (nadie quiere comprarle al tendero enojado).
Conozcan a los clientes fijos y llámenlos por su nombre (o por su apodo, si ya hay confianza).
Escuchen lo que necesitan y ayúdalos a encontrarlo.
En resumen, sobrinos...
Para que su tiendita rentable deje más lana, hay que pensar como empresario y no como “nomás vendo lo que cae”. Con estos consejos, van a ver cómo suben sus ventas y la gente empieza a preferir su negocio.
¡Pónganse truchas, chamacos, que la competencia está dura y hay que rifársela como los grandes! ¡Vámonos recio! 🌟
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