¡Ey, ey, ey, mi gente bonita del barrio! Antes de que anden como locos queriendo vender hasta los frijoles de la semana pasada, les vengo a decir una verdad que ni el Profesor Jirafales podría discutir: ¡no todo en esta vida es vender! También hay que saberle al teje y maneje de la tienda si queremos que rinda como torta de tamal en feria.
Aquí les van los secretitos de su Tío Cheto pa’ que su changarro esté bien pilas:
Miren, si ustedes no saben cuántos chicles tienen y cuándo se les acaban las Sabritas, ¡están peor que Don Ramón en día de renta! Tengan su inventario al tiro, como libreta de la Chilindrina: anotadito todo y sin borrones. Así evitan que se les echen a perder las cosas o que el cliente se les vaya con las manos vacías.
Hazte cuate del proveedor


Aquí entre nos, uno tiene que ser más hábil que el Chómpiras en sus buenos tiempos. Haz migas con tus proveedores, negocia bien chido y consigue precios que te dejen más lana. Si puedes comprarle al productor local, mejor, así te llegan las cosas fresquecitas, como pan de la mañana.
¡Capacita a tu banda!
Nada de tener ayudantes que no sepan ni usar la calculadora, sobrinos. Enseñen bien a su raza: cómo cobrar, cómo tratar al cliente y cómo acomodar el refresco sin que se explote. Hagan como el Maestro Longaniza y den clases cada que se pueda.
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Pon guapa tu tiendita
Imagínate entrar a una tienda toda oscura y apestosa a cebolla vieja… ¡pos no! Que se vea coqueta, bien iluminada y con los pasillos despejaditos, como pista de baile de quinceañera. Acomoda los productos estrella en la mera entrada, pa’ que se vendan como pan caliente.


Métele tecnología, no seas anticuado
No me salgan con que “yo así le hacía en los 80’s”. Estamos en el futuro, chamacos. Usen un sistema de esos que hacen cuentas solitas, que hasta les dicen qué se vende más. Así ya no tienen que andar contando monedas como El Botija.
Controla la lana, que no crece en los árboles
Lleven sus cuentas claritas, como agua de tamarindo. Vean qué entra, qué sale y en qué se les va el dinero. No sea que anden bien chulos vendiendo diario, pero en la quincena no haya ni pa’ las Maruchan. ¡Ojo ahí!


Haz promociones, ¡pero chidas!
¿A quién no le gusta que le regalen algo o le den un descuentazo? Saquen promos pa’ que la clientela se quede como el Chavo con una torta: feliz y pidiendo más. También pueden usar el feis o el whats pa’ avisarles a todos del 2×1 en papel de baño, ¡pa’ que se arme la compradera!


Ofrece servicios extras ¿Quieres más clientes?
¡Dales más cosas que hacer en tu tienda! Que si recargas, que si pagan la luz, que si venden boletos del camión… ¡todo suma, mis sobrinos! Y lo mejor: te ganas una lanita extra sin despeinarte (si es que todavía tienen pelo, jiji).
Y ya con esto, chamacos, les dejo tarea: pónganse pilas, no sólo vendan, ¡adminístrense como campeones! Porque una tienda bien llevada vale más que mil changarros a la deriva. Palabra de su Tío Cheto.
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