¡Ajá, sobrinos! Si tienen su tiendita y andan buscando una forma de sacar unos pesos extra sin quebrarse la cabeza, ¡atórnenle a las SIMs! No ocupan espacio, se venden como pan caliente y encima amarran clientes. Pero, ¿vale la pena o nomás es puro cuento chino? Vamos a darle una checadita.
1. La raza sigue comprando SIMs
Aunque ya hay celulares que usan eSIMs, la neta es que la mayoría de la gente sigue prefiriendo su SIM física, sobre todo en las colonias donde el internet fijo es más escaso que los tacos de carnitas a dieta. Así que venderlas en tu tienda puede ser una muy buena movida.
2. Barato, fácil y deja lana
No necesitas hipotecar la casa para surtirte de SIMs, chamaco. Las compras baratas, las tienes a la vista en el mostrador y cada que vendes una, te cae tu buena comisión. Si además les vendes la recarga, ¡doble cachetada con guante blanco a la crisis!
La magia de vender SIMs es que jala a la gente. Entran preguntando por una y, de pasadita, se llevan un refresco, unas papas o hasta una bolsita de chicharrones. Así es el negocio, mijitos: el que entra por cobre, sale con oro.
4. ¿Cuáles SIMs conviene vender?
Miren, hay de chile, mole y pozole, pero lo que les conviene es vender las que den buenas promos y comisiones. Aquí unas joyitas:
Internet para el Bienestar: La banda las busca porque son baratas y rinden bien.
PilloFón o DaleFón: La chaviza las trae mucho, así que aguas.
Telcel, AT&T, Movistar: Clásicos, pero con comisiones más bajitas.