¡Órale mis chamacos! Si tú tienes tu tiendita de abarrotes y andas viendo cómo sacarle unos pesos extra sin vender tu alma al diablo (ni tus sabritas al 2×1), déjame contarte un chismecito de esos que valen oro: las recargas electrónicas.
Sí, esas mismas que tu comadre te pide “nomás de $20 pa’ mandar el WhatsApp”. Pues resulta que más allá de ser una ayudita pal cliente, son una mina de oro escondida, como cuando encontrabas el monito en la rosca pero sin que te tocara poner los tamales.
¿Y eso qué es, Don Cheto? ¡Ay, sobrinos! No me digan que no saben. Las recargas electrónicas, también llamadas TAE (como mi compadre Tadeo que siempre anda haciendo el paro), son pa’ que la gente le meta saldo a su cel sin tener que andar caminando como zombi buscando un Oxxo.
Y lo mejor: tú puedes venderlas en tu tienda con solo tener un cel, una compu o hasta un tostador inteligente (bueno, eso no, pero ya casi todo sirve). Nomás te registras en una plataforma chida y ¡pum!, ya estás vendiendo saldo de Telcel, Movistar, AT&T, y hasta recargas pal telepeaje.
¿Y por qué me conviene?
Más gente en tu tienda
Cuando ofreces recargas, ¡hasta el vecino que nomás pasaba a ver si estabas abierto termina entrando! Y ya que entró, pues se lleva sus galletitas, su Cloralex y chance hasta una sonrisa tuya, no seas gacho.
Cada recarga te deja tu lanita. Y si haces muchas al día, ya es como si tuvieras otro negocio sin tener que poner otra cortina.
Te haces más popular que el “Chavo” con su torta de jamón
Porque tu tienda se vuelve el punto de confianza pa’ todo: desde el saldo hasta el chisme mañanero.
Cero riesgo
No caduca, no ocupa espacio, no huele a humedad… ¡es el producto ideal, mano!
La raza te lo agradece
No hay cosa que nos guste más que matar dos pájaros de un tiro: ir por el refresco y echar la recarga. ¡Ámonos!
Tips pa' vender más que la Doña de los elotes
Pega tu letrero bien sabroso: “¡Aquí hay recargas!” que se vea desde la otra cuadra.
Haz promoción: “Si haces tu recarga, te llevas una sonrisa de la casa”. Bueno, o un dulce.
Ponle sabor a la venta: “¿Ya recargó su saldo, doña Chonita? Porque su hijo nomás me anda pidiendo el wifi…”
En resumen, chamacos… Vender recargas es como tener un cajero automático en tu tienda, pero sin que te cobren comisión ni te pida el NIP. Te da lana, te da clientes y te hace ver bien pro, como esos influencers que todo quieren monetizar. Solo que tú lo haces a la mexicana: con maña, con corazón y con harta sazón.
Así que si ya estás listo pa’ ponerte las pilas y llevar tu tienda al siguiente nivel, no lo pienses tanto. ¡Haz que tu tiendita sea el centro de todo, como la vecindad del Chavo, pero sin Don Ramón debiendo la renta!